10.7.08

Charlie: Para entrar en esa tesis del posmodernismo que dice: ya sabemos que las palabras no dicen lo que dicen, pero también recordamos que han sido dichas. Es decir, ya sabemos que no podemos tomar las palabras como la medida de la realidad, pero no se nos debe olvidar que ellas han sido dichas, producidas.

En este trabajo está puesto en cuestión esa comunicabilidad, o sea que todo el mundo cree ingenuamente que lo que dice es lo que se comunica, y lo que se comunica es lo que se recibe, y lo que la persona imagina es lo que el otro imagina, pero eso no es cierto.

Es interesante en el arte, que al salirse de esa representación directa, o queda insuficiente como mensaje de arte, o es más suficiente como mensaje de arte que aquello que busca representar como real, y en ese caso, acude a una representación ulterior, que al ser deformante…

Kimmel: Me dices que ese objeto artístico no representa ningún objeto real, que él accede por otra parte a un objeto más real que el que quiere representar.

Charlie: Si, en eso consiste la magia, por ejemplo una novelas: ¿en qué consiste la superioridad de la novela respecto a un relato tipo periodístico? En que la novela, al entrar en lo ficcional entra en lo posible, cambia la relación directa de ese hecho, pero lo hace más significativo que cuando lo trataron los periódicos, en donde la relación escueta del hecho no deja lugar a una posibilidad de representación que, deformada a través del relato, resulta ser más verídica, en el sentido en que tiene más peso que el mismo hecho en sí.

Por ejemplo la representación de la pasión de Cristo. Cristo hizo una representación de la pasión del mundo y del ser humano, resumiendo en un tipo de sufrimiento físico una representación de todos los dolores que podrían sumarse, y a su vez es representado en un retablo teatral más auténtico que la representación de él que es volver el pan carne y el vino sangre, y representar otra vez ese derramamiento y esa comida de ese Dios, esa teofagia y esa hematofagia teológica, como una representación más significativa que el momento que se dio realmente, que no pasó los muros de Jerusalén, ni de una noticia de un ajusticiado más ese día.

Fíjate que a través aquellos que dicen representar esa secuencia, se instituyó en una comida que era una cena, para que rememorasen esa pasión, cobra más significación, tan grande que consigue que miles de personas maten a miles de sucesores judíos de ese señor en Jerusalén, y todavía continúan matándolos, metiéndolos en hornos, diciendo “ustedes mataron a Dios”…

Kimmel: En este caso la representación del hecho ha superado en significación el hecho mismo.


Charlie: Fíjate como una representación como esta, en su nivel teatral, en su nivel novelesco, adquiere mucha más significación histórica. Una repetición de una diferencia que, como dice Deleuze, representa dos fases esquizofrénicas de Cristo: una el Cristo aristocrático que perdona y salva, y otra el Cristo popular de la venganza, de la “cordera loca” como dice Deleuze, un lobo disfrazado de cordera.

Lo otro es que en la era electrónica las comunicaciones son bloques de señales que son visuales, acústicas, sensoriales, que no están hechas para ser descifradas linealmente, sino que están hechas para entrar como una denotación en bloque.

Deleuze habla de unos perceptos, que son el concepto, la imagen, el sonido y la sensación incluidos, y a eso lo denomina bloques de devenir, en donde hay unas conectividades sensoriales, perceptivas, conceptuales, en oposición al concepto clásico de la filosofía de hablar de que el concepto es el producto final de la percepción.

Kimmel: Entonces en Deleuze no habría oposición entre percepción y sensación. Diferencia entre percepto y afecto.

Sobre el nombre que le diste a la serie 8, me gusta la idea de extranjero en su propia lengua. Hay una relación paradójica porque el hombre crea esa lengua a través de los tiempos, pero también es utilizado por ella, porque él sólo habla lo que el lenguaje le permite decir.

Charlie: Eso ya el muy foucaultiano. El habla que los límites del poder son los límites del lenguaje, y que toda estructura histórica está limitada dentro de esos elementos, es el lenguaje el que delimita los rangos de podes de esa estructura.

Kimmel: Sobre ese texto de Blanchot “El espacio literario”. Dice que lo que el sujeto dice no le pertenece, entonces el sujeto accede a un “murmullo interminable”, es algo que siempre habla.

Charlie: Algo como el ritornelo de Deleuze. Bueno a mí se me ocurre una cosa que puede ser extravagante. Todo lo que el hombre ha dicho todavía resuena, está, todas las palabras que el hombre ha pronunciado existen. Según unos teóricos de la física todas están en algún lugar. Al igual que la energía orgónica circula en el mundo: unas unidades de orgon, o deseo, que se han acumulado en el mundo, de deseo y de orgasmo, produciendo unidades orgónicas que están en el cosmos, y él inventó el orgón, un aparato que atraía todas esas energías cósmicas. Entonces, similar a esa tesis, está la tesis de que en el futuro sería posible recobrar la voz de Einstein hablando, de Napoleon, que todavái está.

Kimmel: Eso sería decir que el espacio guarda memoria de esas cosas que ocurren en él.

Charlie: Ya desde la Edad Media hablan también de unos sonidos en el espacio, de una música espacial, que llamaban la música de los astros.

Kimmel: esa música puede ser el murmullo interminable de que habla Blanchot.

Charlie: Ellos hablaron de eso y cuando llegó el siglo 17 y 18, dejaron de hablar de eso, se lo vio como una fantasía científica pensar que había una música de la esferas, así lo llamaban ellos, y así lo llamaron los alquimistas, pero cuál no sería la sorpresa cuando unos locos estadounidenses se pusieron a definir en el estudio de los orbitales de los planetas las equivalencias entre unas ondas de luz y ondas de sonido, y encontraron que se podía traducir eso, y que cada planeta sí produce un equivalente de onda de sonido y luz en su devenir. Sí existe una música de las esferas que circunda el universo. Así como existe un propagar del sonido en el agua.

Kimmel: Es idea muy extraña. Me imagino todas las personas que han ocupado este espacio en el que estoy sentado, muchas, yo mismo me he sentado muchas veces en esta silla, entonces, todo esas palabras que han sido dichas aquí está de alguna manera guardado en esa energía orgónica. En este espacio estaría la suma de una cantidad de discursos, ese sería el murmullo interminable. Uno accedería en realidad a palabras que otras personas han dicho.